El secreto que Obama y Raúl guardaron por 18 meses

Por: Javier Ortiz

Cuando Barack Obama estrechó manos con Raúl Castro, ambos sabían que sus diplomáticos estaban negociando un intercambio de prisioneros y un giro radical en las relaciones bilaterales. El simbólico apretón de manos era poca cosa en comparación con lo que sus gobiernos discutían. Las decisiones anunciadas desde La Habana y Washington el 17 de diciembre de 2014 tomaron por sorpresa a la prensa y a la opinión pública de ambos países: una sorpresa total.

Pero del encuentro en el estadio de Soweto en Sudáfrica a la llamada entre la Casa Blanca y el Palacio de la Revolución hubo que andar un largo camino…literalmente. Los diplomáticos cubanos tomar vuelos hacia Canadá y el Vaticano para encontrarse a escondidas con funcionarios estadounidenses. En esas condiciones de total secreto, las negociaciones se extendieron durante 18 meses.

El asunto no quedó en nivel medio. El propio John Kerry se comunicó en cuatro ocasiones con el ministro de relaciones exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez, mientras transcurrieran los diálogos. El secretario de Estado de EE.UU. le dijo al jefe diplomático de la nación caribeña que Gross era la llave para una nueva relación entre Washington y La Habana. La suerte de ese hombre lo determinaba todo.

Este y otros detalles fueron revelados por funcionarios estadounidenses a la agencia de prensa Associated Press (AP), quienes confirmaron que la administración Obama inició las gestiones de su acercamiento con Cuba al principio de su segundo mandato.

“Ben Rhodes, subasesor de seguridad nacional de Obama, y Ricardo Zúñiga, asesor sobre América Latina, viajaron a Canadá para la primera de nueve reuniones con sus contrapartes cubanos” explica la información publicada por AP.
Dan Restrepo, ex asesor de Obama para Latinoamérica, confesó a la agencia EFE que el acercamiento a Cuba se ha venido fraguando desde el principio del primer período de Obama. Restrepo no participó en las negociaciones, pues abandonó a la administración demócrata en 2012.

El papa Francisco no se involucró en los diálogos hasta que Obama viajó al Vaticano en marzo de 2014. En esa ocasión, menciona al presidente estadounidense la posibilidad de un acercamiento con Cuba. Meses después, le recordó el tema, en una carta que envió a la Casa Blanca. Una misiva también llegó al despacho de Raúl Castro.

El Sumo Pontífice católico les pedía por escrito a ambos líderes poner fin al distanciamiento entre sus países. Meses después, el Vaticano acogió las últimas reuniones, ocurridas en el otoño de2014.

Otro sudamericano, el presidente uruguayo José Mujica, también hizo gestiones, admitiendo que su gobierno “puso su humilde granito de arena, no más, tratando de ayudar a una política que trataba de descongelarse.”

El 16 de diciembre de 2014, los negociadores pusieron punto final a su trabajo. Entraron en el Despacho Oval de la Casa Blanca: Ben Rhodes y Ricardo Zúñiga permanecieron sentados, mientras su jefe conversaba con Raúl Castro.

45 minutos de conversación y consenso fueron suficientes para enterrar 55 años de hostilidad y desconfianza. Cuando Barack Obama y Raúl Castro pusieron el auricular en el teléfono, todo estaba arreglado. Lo demás, ya es historia.

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